6:15 am
Por Carlos Castillo




Los ángeles, es cierto, bajan del cielo y viven como hombres en la tierra. Es difícil saberlo entre ellos, pero son fáciles entre nosotros distinguirlos.
Escribo esta historia dedicada a un ángel cercano, que por supuesto se mantiene como ser humano y desconoce por aquellos designios del creador, de donde viene y quien es fantástico !ahh! Como tratarlos, es la cuestión a considerar.
La composición de la letra de esta canción El Lunerito, describe similitud y es muy fácil entender el enigma si le ponemos oídos.
El día 13 de enero estaba de cumpleaños mi Ángel, asiduo amigo y solidario protector.
Lo extraño del caso lo fue el echo de que siempre aunque comunicados, el mensaje diario intercambiado homenaje a su deidad, no expresó el gusto inmenso de celebrar el día de su nacimiento en la tierra.
Fui escueto y parco, nada especial, me faltó el detalle. Luego de conversar telefónicamente el día después, me hizo recordar, claro, debió hacerlo extrañado.
No encontré pretexto y culpe a mi mente que ya observa deficiencias seniles o sencillamente un fallo enorme por descuido. Cómo quiera que sea, acepto reído mis disculpas, y se que el sentido oculto superior conserva destellantes y fugases lazos de su pasado y los aplica práctica actitud.
No es fácil, !repito!. Ese trece de enero, lo recordé mucho, lo confieso. Era al Ángel y no al ser humano.
Por eso hubo separación en detalles donde mi espíritu y el de él, si estaban juntos celebrando grandes ágapes acompañados con el alma y todos los demás ángeles cómplices de su estadía en el maravilloso planeta tierra. Así es el enredo de ser amigo y hermano de un Ángel.
Feliz cumpleaños Ángel Manuel.
Te quiero mucho.
Tu hermano.
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