

6:22 am
Por: Carlos Castillo




En aquellos últimos años del siglo diez y ocho, comienzo del diez y nueve. Los colombianos codiciosos del poder, crearon una guerra civil entre los dos partidos que por aquel entonces rivalizaban, Liberales y Conservadores que hoy, y a más de un siglo, son los mismos alternándose el solio presidencial y de allí alimentando las cúpulas dominantes integradas por tiranos oligarcas que no se detienen ante nada para mantener la hegemonía de siglos.
Las mismas familias, generación tras generación usurpando los mandos por las vías posibles a sus poderosos alcances y un pueblo que solo observa, y cuando decide algún protagonismo a los desmanes que hacen más pobre y marginado al pueblo, sencillamente los asesinan con sus propios soldados de servicios a contratación, de sicarios salidos de las bandas compuestas por paramilitares fundadas por el entonces presidente Álvaro Uribe, mecenas y jefe del actual gobernante de ese país suramericano, señor Iván duque.




La situación por similitud de esta casta rapaz, con la que actualmente tiene a Panamá en un estado agónico de su democracia, y del desarrollo de su clase trabajadora es exactamente igual, si comparamos a nuestros diputados, y a componentes del actual y pasados ejecutivos en complicidad de gamonales representando el poder económico que es fuerte y concentrado.
Podríamos acentuar con certeza, que es la composición político social con que heredamos la separación de Panamá de Colombia y que comenzó con el deleznable acto del fusilamiento a Victoriano Lorenzo.
Lo cierto es que los panoramas políticos, corrupción, desigualdad social y dominio oligárquico, son los mismos que en Panamá. A Dios gracias no tenemos ejército y somos un país con solo cuatro millones de habitantes, de lo contrario, igual que Colombia, YA NOS HUBIERA COMIDO EL TIGRE o estaríamos en guerra fratricida como hoy, y desde hace más de sesenta años, lo está ese hermano país.
Hace días vengo dando seguimiento a esa situación de nuestros vecinos, por las violaciones terribles a los derechos humanos perpetrados contra menores de edad como la niña violada por media docena de soldados del ejército colombiano, la matanza de parroquianos en pueblos, los asesinatos que suman más de trecientos cincuenta de líderes originarios, otras masacres contra ex guerrilleros acogidos a un plan de paz que fue una farsa y burla a Oslo, que por ello otorgo el nobel de la paz, en fin…. Veo y me interesa la ingeniosidad del pueblo colombiano que no se queda tranquilo para alcanzar la paz que anhelan. Mingas, concentraciones, marchas apoteósicas, millones y millones unidos en protestas.




aquí les dejo un video elocuente de los males que azotan ese grandioso pueblo y que Panamá lo sufre.
Cualquier parecido o semejanza, no es mera coincidencia.
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